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Este mensaje te cambiará la vida.

Este mes de marzo inicia con mucha ilusión para mí ¡que feliz estoy de escribirte nuevamente! El pasado mes de febrero tuve un insight (revelación) que me cambio la vida, y hay una anécdota que veía el momento de compartir contigo.

Todo comenzó cuando leí una publicación en el Facebook que te invitada a hacer unas preguntas sobre ti a tus hijos. ¿Cuántas veces nos tomamos el tiempo de preguntarle a nuestros pequeños sobre nosotros mismos? Realmente creo que no mucho, generalmente las preguntas que hacemos son sobre ellos mismos, por lo que me pareció un lindo ejercicio. Así que tomé una foto de las preguntas y me puse manos a la obra con cada uno de mis chiquitos.

Las preguntas comenzaban con preguntas sencillas cómo, ¿Cómo se llama tu mamá?, ¿Cuál es su color favorito? ¿Cuál es su comida favorita? Y así hasta llegar a una que decía ¿Qué es lo que más le gusta hacer a tu mamá? A lo que los 3 en diferentes momentos de la encuesta contestaron trabajar. Esta respuesta encendió algunas alarmas en mí.

Te  doy algunos antecedentes: desde que mi hijo mayor nació, hace 7 años, yo decidí que yo quería estar allí, yo quería ser su principal figura de apego, no quería perderme de esta etapa que había esperado con tanta ilusión, sabía lo importante que era para el contar con su mamá la mayor parte de su tiempo, pero tampoco quería dejar de lado mi carrera, mi capacidad de generar ingresos, mis aspiraciones personales y profesionales de seguir creciendo y aprendiendo.

Todos estos pensamientos fueron creciendo desde que yo inicié el mundo corporativo en el que estuve por más de 12 años, donde pude ver como la mayoría de las mujeres y hombres que yo admiraba profesionalmente tuvieron que delegar su maternidad/ paternidad y la crianza de sus hijos a terceros. Y muchas veces luego añoraban haber estado más presentes. Esta sensación de añorancia y arrepentimiento, me dejo una huella.

Cuando me convertí en mamá decidí que quería encontrar maneras de conciliar mi deseo de estar con mis hijos, con mis otras aspiraciones y propósitos profesionales y personales. Yo no quería dejar mi carrera atrás, no sentía justo luego decir a mis hijos por ti dejé de hacer esto o lo otro, pero también me parecía injusto decirles no pude estar presente por mi trabajo. Así que me decidí que iba a lograr un balance, no uno 50-50, necesariamente todo el tiempo, sino uno que se fuese ajustando a nuestras realidades y necesidades como familia. Pero que definitivamente nos permitiera sentirnos bien, presente y que estábamos haciendo realmente lo mejor que podíamos.

Volviendo a la anécdota del inicio y  a cómo me sentí cuando mis hijos respondieron de manera independiente que lo que más le gusta a su mamá es trabajar,  en ese momento vino a mi mente todo lo que ellos me han visto hacer desde casa durante estos últimos años:  conducido webinars y entrenamientos desde aquí, he preparado mis clases de la Universidad, hecho investigación y escrito artículos a publicar, hecho consultorías en el diseño de facilidades petroleras, me han visto trabajando en software realizando simulaciones y optimizando procesos, me has visto haciendo diseños de equipos, cálculos, etc. adicionalmente me han visto escribir mis blogs y grabar mi podcast desde aquí, desde casa, y aunque trato de aprovechar al máximo el tiempo que ellos pasan en escuela, la verdad es que sin lugar a dudas, es cierto, ¡estos 3 chiquitos, de 7 y 4 años no mienten! han visto a su mamá trabajar y es verdad, han visto que una de las cosas que más le gusta a su mamá es trabajar.

Pero cuando una mamá, hasta las más moderna como yo,  escucha esta respuesta de sus hijos, corre el riesgo de que aparezcan algunas culpas generalmente más ligadas al estereotipo de la mujer y madre que debe dedicarse 100% al hogar,  es posible que algunos pensamientos y aprendizajes  afloren inconscientemente diciendo: seguramente no estas pasando suficiente tiempo con ellos, ¿estaré trabajando demasiado? ¿Les estoy quitando tiempo a ellos? Y luego me decía a mi misma: Marysol tus hijos desayunan, almuerzan y cenan contigo generalmente, a los más pequeños los llevas y traes del colegio, pasan contigo la mayoría de las tardes, los llevas a deporte 3 veces a las semanas, juegas con ellos, hacen las tareas contigo ¡claro que también le dedicas tiempo y estas allí para ellos! pero igual estos pensamientos de culpa  siguieron allí aflorando un par de días más, hasta que un día este maravilloso órgano que todos tenemos, nuestro cerebro, dio con la más maravillosa revelación y me recordó algo que llenó de luz y borro estos pensamientos de culpa y si tu eres una mamá/papá que trabaja desde casa creo que es muy importante compartirla contigo.

Hace unos meses, llegamos tarde a la casa un jueves, sería como las 9:30 pm, de un compromiso. Los niños se prepararon para dormir, se acuestan y de repente veo que Mathías (6 años),  se levanta de su cama y me dice: Mamá la maestra me mando un deber, busca su mochila y saca su cuaderno y si efectivamente había una tarea. Yo les confieso en ese momento, que me quede muy  sorprendida, no lo podía creer, un niño levantándose de su cama, que ya venía dormido del carro, a hacer tareas, sin que sea la mamá /papá que le diga, por su propia cuenta. Como siempre hago, trato de pensar si sería algo que yo hubiese sido capaz de hacer a esa edad, y la verdad no lo creo jajaja.

En este momento, me vi tentada del cansancio de decirle mañana la hacemos Mathí, ya es muy tarde, pero yo no iba a destruir ese hermoso gesto de disciplina y responsabilidad de mi hijo, así que le dije, chévere Mathí haz tu tarea y luego te vuelves a dormir y así hizo.

Yo me quede impresionada, y orgullosa de este pequeño que cada día me sorprende más. Pero les confieso que no entendía mucho. Nos fuimos todos a dormir.  En mi se quedo la pregunta ¿Cómo este chiquito de 6 años siente tanto compromiso por hacer su tarea que se levanta a las 10 de la noche a hacerla, feliz y tranquilo, además, luego de llegar tarde a casa con sus papás?

Y la respuesta a esta pregunta, la encontré meses después, cuando aparecieron estos pensamientos de culpa en mí, por trabajar desde casa, porque muchas veces es cierto, que le he tenido que decir a mis hijos, un momento espérame que ya termine esto que tengo que entregar y ya juego, ya te doy, ya te preparo, ya te acompaño, ya nos vamos, etc.…. Es verdad, que me han visto trabajando en la computadora, escribiendo notas o leyendo un libro, mientras les llevo al futbol o hemos ido de vacaciones a la playa o con la familia, etc.  Muchas veces madrugar o acostarme tarde trabajando.

Pero, sin darme cuenta, y sin saber de dónde vino, me desperté una mañana de este febrero, con esta respuesta clara en mi mente, ese chiquito de 6 años, desde esta corta edad ha aprendido sobre el amor al trabajo, la disciplina y la responsabilidad por que ha tenido la oportunidad de ver a su mamá trabajar a desde casa. Y al despertarme con esta certeza, me lleno de tanta paz y alegría ¡No te puedes imaginar! y estoy segura que este no fue un mensaje que me llego sólo a mí, se que hay muchas mamás y papás que hoy necesitan escucharle y guardarlo en su corazón. Así que si por algún momento te has sentido culpable, porque también dedicas parte de tu tiempo a tus propios proyectos, a tu trabajo, ten en mente que en vez de robarle tiempo a tus hijos, estas dándoles oportunidad de ver el trabajo como algo que, ¡sí a mamá le gusta hacer! y es algo que a ti también te gustará hacer hijo mío, amaras hacerlo y no sentirás fastidio, molestia ni pereza de levantarte de tu cama a cumplir con el compromiso de tu tarea, porque ¿sabes? has visto que ser responsable, comprometido y disciplinado es parte importante de la vida.  

Hemos escuchado tantas veces que la mejor manera de enseñar a nuestros hijos no es con lo que decimos, sino con lo que nos ven hacer, yo sin darme cuenta le estaba dando a mis hijos una de las más importantes lecciones de su vida, y me sentí tan feliz y liberada al darme cuenta de esto y agradecida por que este mensaje/respuesta llego a mí en el momento en que más la necesitaba. Y quería correr a contarlo a todos las mamás y papás que trabajan desde casa: el que te vean hacerlo con amor, con pasión, con compromiso y alegría, puede ser una de las más poderosas lecciones que entregues a tus hijos. No lo dudes. Así que siéntete profundamente orgullosa/o de ello.

Desde ese día se  fulmino en mí cualquier rastro de culpa y hoy se que el que tengan la oportunidad de ver su mamá trabajar desde casa, no sólo es un regalo maravilloso porque le permite tener a su mamá cerca, sino que además le permite aprender desde chiquitos, el valor del trabajo, la pasión y el amor por lo que haces, formas de generar ingresos, la disciplina y el compromiso por tus entregas.

Te envío un abrazo grande,

Marysol

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